Héroe o villano: las dos (mil) caras de la violencia

Soy el típico ser humano confundido en cuanto a la violencia:
Realmente no creo en almas o en el mal.

Hay algunas personas que sí me gustaría ver morir, pero estoy en contra de la pena de muerte y al mismo tiempo me gustan las películas violentas, pero defiendo el control estricto de armas, aunque una vez estuve en un juego de láser tag y me divertí muchísimo escondida disparandole a la gente… confuso ¿no?
Como especie obviamente tenemos problemas de violencia. Usamos cámaras de gas para envenenar y la silla eléctrica para castigar un delito.
Somos una especie miserablemente violenta. No odiamos la violencia sino que nos gusta la violencia justificada o la «buena» y la alentamos y la con decoramos votamos por ella y nos unimos en su defensa.
Pero también veo otra complicación (o contradicción), porque también como especie somos extraordinariamente altruistas y compasivos y es entonces cuando encuentro en la biología algo que se acerca a una explicación lógica y algo coherente.
Encuentro nuestra biología humana como respuesta al mejor y mas bello comportamiento humano,  al peor y más despreciable y a las ambigüedades entre ambos.

Para empezar, lo totalmente aburrido es entender las partes motoras de nuestra conducta que se resumen en que tu cerebro le ordena tu médula espinal y ella a tus músculos que hagan una cosa u otra. Te mueves y entonces te comportas.

Lo que es difícil de entender es el significado del comportamiento, porque en algunos casos, apretar el gatillo es un acto terrible, en otros es un sacrificio heróico y en algunos otros casos darle la mano a otro es misericordioso y para otros es una tradición profunda.

Entender la biología de nuestro comportamiento en el contexto en que nos encontramos es lo difícil.

 

Una cosa que está clara es que no se llega a ningún lado si pensamos que hay LA región cerebral o LA hormona o EL gen o LA experiencia infantil o EL mecanismo evolutivo que explique todo.

AL CONTRARIO DE ESTA IDEA REDUCCIONISTA, CADA PEQUEÑO ACTO TIENE NIVELES MÚLTIPLES DE CAUSALIDAD.

 

Vamos a mirar un ejemplo: tú tienes una pistola hay una crisis, tumultos, violencia, gente corriendo y de pronto, un extraño está corriendo hacia ti en un estado agitado y no puedes ver si la expresión es de miedo, amenazadora o furiosa pero tiene algo en la mano que parece ser una pistola. No estas seguro, pero el extraño viene corriendo hacia ti y tú aprietas el gatillo. Más tarde te das cuenta que la cosa en la mano de la persona era un celular.

Así que planteamos esta pregunta biológica:
¿Que tuvo que ocurrir dentro y fuera de ti para causar esta acción o comportamiento?

Y esto representa una multitud de preguntas.
Empezamos:
¿Qué pasó en tu cerebro un segundo antes de apretar el gatillo?
Y esto nos lleva a una región cerebral llamada amígdala, qué es la central de la violencia, la central del miedo y es quien inicia descargas en cascada que tienen como consecuencia al apretar el gatillo.
¿Cuál era el nivel de actividad en tu amígdala un segundo antes? pero para comprender esto tenemos que retroceder un poquito a

¿qué pasaba en el ambiente unos minutos antes para impactar de esa forma a la amígdala?
Obviamente aparte del tumulto, el ruido, las escenas, es más posible que confundas un celular con una pistola si el desconocido es un hombre y voluminoso y de otra raza aún más si estás adolorido, o si tienes hambre, o estás agotado tu córtex frontal no va a funcionar también y está parte de tu cerebro es la que tendría que llegar a la amígdala a tiempo preguntando ¿Estás seguro de que lo que trae en la mano ese sujeto es una pistola?

 

Pero debemos retroceder un paso más atrás, ahora tenemos que examinar las horas o días anteriores a ese momento y así llegamos al ámbito de las hormonas. Por ejemplo, la testosterona donde sin importar tu sexo, si tus niveles de testosterona en la sangre son elevados es más probable pensar que una cara con expresión neutra parece amenazadora.
Niveles altos de testosterona o de hormonas del estrés causan que tu amígdala esté más activa y que tu córtex frontal sea más lento.

 

Retrocediendo aún más, semanas y meses atrás. Se trata del ámbito de la neuroplasticidad. Llegamos al hecho de que tu cerebro puede cambiar como resultado de experiencias, y si los meses pasados han estado llenos de estrés y traumas tu amígdala se ha agrandado, las neuronas están más irritables y tu córtex frontal sea atrofiado.

 

Retrocediendo aún más, años atrás a la adolescencia tú cerebro está trabajando a toda potencia excepto en el córtex frontal que todavía está a medio termino por que no madura completamente sino hasta tener más o menos 25 años y por eso la adolescencia y la juventud son los años en que el ambiente y la experiencia moldean tu córtex frontal a aquel que tendrás como adulto, por lo que está etapa del desarrollo es crítica.

 

Vamos a retroceder aún más, a tu niñez y a la vida fetal.
Está es la época en la que tu cerebro se está construyendo y donde además la experiencia en estos momentos produce unos cambios llamados epigenéticos.
Estos cambios en ocasiones activan permanentemente ciertos genes y apagan otros y como ejemplo de esto si un feto está expuesto a muchas hormonas del estrés a través de la madre la epigenética hará que la amígdala adulta sea más irritable y que tenga niveles más altos de hormonas del estrés.

 

Sí retrocedemos aún más cuando sólo somos una colección de genes nos daremos cuenta que los genes por sí solos no determinan nada ya que los genes funcionan diferente en ambientes diferentes, por ejemplo hay una variante del Gen llamado MAO-Alfa. Si tienes esa variante tienes mucha mayor probabilidad de cometer violencia antisocial si y sólo si sufriste algún tipo de abuso en la niñez.

 

Los genes y el ambiente interactúan y lo que está pasando un segundo antes de apretar el gatillo refleja una vida entera de interacciones entre esos genes y el ambiente pero sorprendentemente tenemos que retroceder aún más retroceder siglos.

 

¿Qué hacían tus antepasados?
Si por ejemplo eran pastores nómadas gente viviendo en el desierto o en las llanuras con sus rebaños de camellos vacas o cabras existen posibilidades de que hubieran inventado una cultura de honor, llenada de guerreras o venganzas de clan e increíblemente siglos después esto influirá en los valores con los que te educaron.

 

Pero tenemos que retroceder aún más, millones de años porque si hablamos de genes implícitamente hablamos de la evolución de los genes y lo que se ve por ejemplo son patrones en diferentes especies de primates algunos han evolucionado a niveles muy bajos de agresión y otras han evolucionado en dirección opuesta y claro, flotando entre ellas por donde se mire estamos los humanos otra vez esta especie confundida y casi no definida que tiene todo el potencial de ir en una dirección o en otra.

 

Básicamente lo que vemos aquí es que si queremos entender un comportamiento repugnante o maravilloso, debemos tomar en cuenta lo que pasó desde un segundo antes de apretar el gatillo hasta un millón de años previos y todo el tiempo entre ese intervalo de tiempo.

Podemos llegar a la conclusión de que es oficialmente complicado y es mucho mejor tener mucha precaución antes de concluir que sabes que causó un comportamiento especialmente si es un acto que uno está juzgando con dureza.

 

Aquí el punto importante de todo esto tiene que ver con el cambio cada pedazo de biología que mencionado aquí puede cambiar en circunstancias diferentes por ejemplo los ecosistemas cambian hace miles de años. El Sahara era una pradera exuberante por ejemplo, las culturas también cambian, en el siglo 17 el pueblo más aterrador en Europa el sueco arrasando con todo y hoy no han tenido una guerra en casi 200 años y lo más importante, los cerebros cambian las neuronas crean nuevos procesos, los circuitos se conectan y desconectan dependiendo la experiencia. Todo el cerebro cambia y esto genera ejemplos extraordinarios de cambio humano.